La venezolana Ismenia tiene 46 años y vive en Rondón 1, un albergue en Boa Vista apoyado por la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR). Ismenia tuvo cáncer de tiroides y abandonó Venezuela porque no pudo encontrar el tratamiento médico adecuado. Sin otra opción, también dejó atrás a su esposo, hijos y su carrera como enfermera.
«Tenemos que estar aislados por el bien de todos, para que podamos hacer nuestra parte para evitar que esta pandemia continúe. Es difícil, pero no imposible. Tenemos que encontrar estrategias para mantener nuestras mentes ocupadas.”