Mónica, de 19 años, es violinista y estudia música. En agosto se cumplen dos años desde que llegó a Buenos Aires, Argentina, donde trabaja en un local de comida rápida que durante el confinamiento atiende a sus clientes por medio de entregas. Ante esta situación, la jornada laboral de Mónica se ha visto reducida a dos días a la semana.
«Al principio me daba un poco de miedo salir y trataba de no tocar nada, pero luego le fui perdiendo el miedo«.