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Label y Santos, de 60 años, huyeron de Nicaragua dejando a atrás a sus tres hijos. Luego de que iniciaran las protestas en abril de 2018, la pareja de esposos recibió amenazas al apoyar con alimentos a los jóvenes que participaban en las barricadas o trancas. Cuando su empresa de distribución de insumos agrícolas fue quemada y su casa fue vandalizada, supieron que era momento de huir. Aunque no tienen miedo al salir de casa, Label sabe que necesitan cuidarse porque las personas de su edad son más vulnerables.  

“Antes de la pandemia, teníamos un negocio de venta de empanadas. Ya no hemos podido seguir con el negocio, y prácticamente no tenemos ningún ingreso. Mi esposa hizo mascarillas y esas son las que utilizamos para salir cuando podemos. Construimos un horno de barro para cocinar y hemos sembrado vegetales como tomates y zapallo. Con eso estamos sobreviviendo.” 

*El nombre fue cambiado por cuestión de protección.