Andrés*, solicitante de asilo nicaragüense: “Hace un tiempo me mudé a una ciudad en la costa, y estaba trabajando en algunos restaurantes y vendiendo piezas de arte que hago. Pero por la pandemia no he podido ganar sustento, y mi situación se ha tornado precaria. No tengo en dónde dormir, comida, ni cómo moverme a otra ciudad. Por las medidas de prevención, nadie me recibe en su casa y no tengo familia o amigos que me socorran”.
*El nombre fue cambiado por cuestión de protección. Imagen de archivo.