Seleccionar página

A raíz de la violencia y persecución, decenas de miles de nicaragüenses como Javier, de 26 años, y solicitante de asilo en Guatemala, han tenido que huir para salvarse la vida.

“Tengo dos noches sin dormir o levantándome de madrugada. Tengo mucha ansiedad, muevo mucho las piernas y no me deja dormir. Tengo trastorno obsesivo-compulsivo (TOC), al que llamo ‘el de las piernas locas’. Por ahora, intento utilizar alcohol gel que conseguí, y comer alimentos de preparación rápida. Y cuando puedo, comparto los alimentos con una pareja de hondureños vecinos míos”.