Millones de venezolanos, como Mariana, de 44 años, Javier, de 55, y su hija Valentina, de 6, han huido de la violencia, la inseguridad y las amenazas, así como la falta de alimentos, medicinas y servicios esenciales.
“Nosotros como solicitantes de asilo estamos doblemente afectados porque no estamos en nuestro país, y tampoco estamos incluidos en la respuesta del gobierno. Nos sentimos agobiados, no sabemos de dónde vamos a sacar recursos para los próximos meses, no producimos el dinero para llegar a tantos meses. Nos genera estrés, zozobra, estamos a la deriva al no saber qué nos va a pasar, qué vamos a hacer”.